Por los colores y el movimiento, el artista Henri Guérin, más conocido por la realización de vidrieras, propone con sus pinturas murales, una lectura espiritual y glorificada del paso de la muerte a la resurrección: los tonos lisos de color negro, rojo y verde, en un movimiento de izquierda a derecha,  van atenuados por tiras blancas, como un aliento que conduce a la transcendencia y a la resurrección.

Partager cette page sur :